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María Elena Balán/ Arca de cubania

Cultura

Museos: fuentes de sabiduría y cultura

Museos: fuentes de sabiduría y cultura

Por María Elena Balán Sainz

 Los museos, cuyo Día Internacional se celebra el 18 de mayo, son un espacio donde pueden adquirirse conocimientos de manera placentera y despertar el interés por aprender y descubrir  nuevas cosas, sobre todo en niños y adolescentes.
  A veces no valoramos en toda su grandeza esa fuente de sabiduría y cultura, a la cual pueden acudir los padres con sus hijos y los maestros con sus alumnos.
  Nos quejamos frecuentemente de las deficiencias en la formación de los más pequeños y no reparamos que existen sitios como los museos, donde se ofrecen oportunidades para la interacción familiar y escolar, a través de exposiciones, experimentos y talleres.
  Una provechosa experiencia  existe en ese sentido en la Casa Museo  José Martí, en la capital, donde los niños conocen directamente, mediante los objetos expuestos, las explicaciones de los guías y los círculos de interés, detalles de la vida del Maestro.

Sus puertas estarán abiertas este domingo, con entrada gratis, como las de otras muchas instalaciones de ese tipo, en el entorno del Centro Histórico de la ciudad de La Habana.
  A partir de la premisa de que la educación  garantiza la prosperidad de los pueblos y el conocimiento es la pieza clave para el futuro,  el viernes 16, quedaron igualmente abierto al público, luego de una exhaustiva restauración, el Museo de Arte Colonial y la Casa de la Obra Pía, ambos en La Habana colonial.
  El  primero, dedicado a exhibir colecciones de muebles, porcelanas y otros  objetos de la etapa colonial, mientras el segundo reproduce en sus salas  ambientes del siglo XIX cubano.
   En Cuba, en sus municipios y provincias existen más de 300 sitios culturales de ese tipo sumados a esta celebración, los cuales preservan colecciones de objetos de interés artístico, histórico o científico,  para la enseñanza y entretenimiento de quienes acuden a sus instalaciones  e incrementan el acervo espiritual y artístico.
  El Consejo Internacional de Museos emitió un comunicado en el cual destaca la necesidad de conciliar la misión tradicional de esos sitios, la conservación de la memoria, con la creatividad necesaria a su renovación y el desarrollo cultural del público.
  Veladores de la memoria colectiva, esas instalaciones deben ser aprovechadas como puntos de encuentro de las comunidades cercanas y medios importantes de intercambios y enriquecimientos culturales.
  Valdría la pena comenzar desde este del Día Internacional de los Museos, a desarrollar un programa de promoción a favor de que niños, jóvenes y adultos se acerquen  más a esa fuente de sabiduría y cultura, en beneficio propio y de la sociedad.

Evidencias arqueológicas unen a Cuba y Yucatán

Evidencias arqueológicas unen a Cuba y Yucatán

Por María Elena Balán Saínz

En Cuba resulta común definir a una persona como campechana cuando se quiere destacar su bondad, trato afable y carácter diáfano.

Las raíces de tal reconocimiento datan de épocas tan remotas como el siglo XVI, cuando desde el puerto de Campeche, en la península de Yucatán, partían barcos cargados con individuos procedentes de esa región, los cuales eran traídos a la isla caribeña.

Investigaciones de las arqueólogas cubanas Karen Mahé Lugo y Sonia Menéndez,quienes desde su labor en el Gabinete de Arqueología de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana, permitieron conocer detalles del contacto entre Mesoamérica y la otrora villa de San Cristóbal de La Habana.

Hay que recordar que la llegada de los colonizadores españoles a la península de Yucatán fue en 1517, con Francisco Hernández de Córdoba al frente de la expedición enviada desde Cuba por el Adelantado Diego Velázquez, quien organizó la conquista de México.

Un año después pasó por Yucatán Juan de Grijalva y posteriormente Hernán Cortés.

Como desde 1509 existía una Real Cédula que autorizaba la importación a Cuba de indios de las islas cercanas a La Española, se deduce que fue Hernández de Córdova el primero en enviar yucatecos a la mayor de las Antillas.

Pasados unos años, en 1526, Francisco de Montejo quedó al frente de la conquista de Yucatán y se le confirió el derecho a esclavizar a los indios que no estuvieran a favor del Rey y de la iglesia y también a aquellos que resultaban prisioneros de otras tribus.

Posteriormente, Montejo estableció vínculos con Juan de Lerma, un comerciante y rico naviero, que enviaba mano de obra a Cuba y La Española.

Pero los estudios sobre el tema señalan que no fue ésta la única vía de la llegada de los yucatecos a Cuba. Existió también un intercambio que establecía parámetros de cien indios a razón de un caballo.

Igualmente se estima que lo corsarios y piratas traficaron con indios yucatecos en el siglo XVII, y tuvieron en Campeche un punto de acoso sistemático para abastecerse además de miel, cera, sal y el entonces famoso palo de tinte.

Transcurridos los años y ya en el período de 1846 a 1860, ante la carencia de mano de obra que venía cada vez menos desde África, los hacendados cubanos volvieron a proveerse de individuos procedentes de Yucatán.

Fue el Benemérito Benito Juárez, en 1861, quien defendió a los indios y prohibió ese mercado humano.

BARRIO DE CAMPECHE EN LA HABANA

Aunque se conoce que los yucatecos llegaron a diversos puntos de la geografía cubana, fue en San Cristóbal de La Habana donde se estableció, en la parte amurallada al sur de la ciudad, un barrio que se denominó Campeche.

Estaba formado por chozas humildes y parcelas de labranza, donde vivían personas procedentes de Yucatán, a quienes se les denominaba como campechanos por el puerto desde el que partieron, aunque tal vez, todos no lo fueran.

Precisamente en parte de la zona que ocupó ese barrio, las arqueólogas cubanas Karen Mahé Lugo y Sonia Menéndez, del Gabinete de Arqueología de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana, encontraron evidencias que unen a Cuba y Yucatán.

Se trata de una cerámica conocida como México pintado de rojo, considerada como la alfarería foránea de tradición pre-hispánica más importante. Sus restos se encontraron en varios inmuebles y en el convento de San Francisco de Asís. Entre ellos hay cántaros, cuencos, jarros y platos, con decoraciones.

Esas piezas se exhiben en el Gabinete de Arqueología de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana y en el convento de San Francisco de Asís.

Las investigadoras destacan asimismo, la abundante presencia de material volcánico, que vincula los hallazgos con México.

Estiman que el establecimiento del barrio de Campeche, en fecha anterior a 1564, según consta en actas del Cabildo, trajo aparejada la necesidad de sus pobladores de vasijas para uso personal y doméstico, que bien pudieron traer en sus viajes por barco y otros, haberlos elaborado en territorio cubano.

Parte de ese menaje utilitario, exhumado en las excavaciones arqueológicas en la Habana Vieja, responde a contextos muy tempranos, algunos con motivos que evidencian su filiación mesoamericana. Otros, cuya ubicación contextual trasciende el siglo XVII, cuentan con variaciones decorativas que los acercan al modo de hacer de los europeos.

No obstante esa diversidad decorativa, en su factura se mantiene un mismo patrón tecnológico, lo que asevera una continuidad productiva sustentada por siglos de tradición.

Lo más importante de esos hallazgos y de otros como raspadores de maíz hechos de rocas volcánicas, así como de restos de dietas en los que se incluye el caracol, es que demuestran la presencia de indios yucatecos en la antigua Habana.

Se afirma que ellos trabajaron en el servicio doméstico en casas de personas adineradas, en labores agrícolas y constructivas, así como en el cuidado y protección de la ciudad.

Estas evidencias arqueológicas unen aún más a Cuba y Yucatán.

Proyectos comunitarios favorecen crecimiento espiritual

Proyectos comunitarios favorecen crecimiento espiritual

 

 

Por María Elena Balán Sainz

  Cambios en la actitud y el comportamiento de las personas ante la creación y consumo de los valores culturales se han logrado en muchos barrios, algunos de ellos considerados marginales, donde se fomentan proyectos comunitarios.

  Mediante esta alternativa en las comunidades pueden afianzarse valores de ayuda mutua, solidaridad y preservación de la identidad local y nacional, tan necesarios en estos tiempos, cuando resulta imprescindible favorecer el crecimiento espiritual en lugar de la violencia.

 Resultan, sin dudas, una vía generadora de ámbitos sociales más sanos, donde quienes allí viven son protagonistas activos y representan un factor clave para el cambio social, individual y grupal.

  Ejemplos hay por doquier, como el proyecto promovido en la década de 1960 en el periférico barrio de Juanelo, en el capitalino municipio de San Miguel del Padrón, donde la artista Antonia Eiriz enseñó la técnica del papier maché con mucha aceptación de los vecinos, quienes encontraron una fuente de creación y medio de subsistencia.

  Por supuesto, que para lograr el desarrollo en las comunidades es necesaria la integración de, promotores culturales, representantes de las instituciones y  personas interesadas en alcanzar un cambio positivo en la localidad, tal fue el caso del artista de la plástica Alexis Leyva (Kcho) en la barriada de El Romerillo, en La Habana.

  Allí, en un abandonado taller de reparación de ómnibus montó su galería-estudio e ideó una sala de arte y una biblioteca pública para  uso y disfrute de la comunidad, de la cual se siente parte desde sus tiempos de estudiante del Instituto Superior de Arte, cuyas áreas colindan con esta comunidad, compleja en sus características sociales.

  El proyecto incluye también mejorar el alumbrado público, la reparación de las vías y el saneamiento del barrio, la creación de terrenos deportivos, gimnasio biosaludable, parque infantil y áreas de estar.

  Si damos una mirada a las provincias nos encontramos con el Patio de Pelegrín, en Puerta de Golpe, Pinar del Río, donde niños, jóvenes y adultos pintan, escuchan o interpretan la música, bailan, hacen tejido a mano, repostería popular, círculos de salud publica, deportes y recreación. En fin, es una peña del arte y la naturaleza. 

  Mientras, en la provincia más oriental de Cuba, la Cruzada Teatral Guántnamo-Baracoa sale cada 28 de enero y regresa el dos de marzo todos los años, tras recorrer cinco municipios montañosos, donde logran  un diálogo intergeneracional, una pedagogía itinerante, muy humana y ética. 

 

Leer es crecer

Leer es crecer

María Elena Balán Saínz

   Ahora, cuando en Cuba clebramos la XIX edición de la Feria Internacional del Libro, vale recordar que  el Primer Festival del Libro, efectuado en septiembre de 1959, fue uno de los pasos iniciales de la Revolución para que el acceso pleno a la literatura fuera posible.

  En el Parque Central, junto a la estatua de José Martí, y zonas aledañas, en lo más céntrico de Centro Habana se congregaron miles de personas, que asistieron a algo inusual en tiempos de la seudo-república, ya que el pueblo era el protagonista en aquel encuentro con la lectura. Santiago de Cuba se sumó como sub-sede de ese evento.

  El Comandante en Jefe Fidel Castro fue el gestor de esa idea, que representó uno de los primeros pasos para que en un futuro la cultura se convirtiera en escudo y espada de la nación e hiciera posible el postulado martiano de “Ser cultos es el único modo de ser libres”.

  Otro paso importante resultó la creación en 1959 de la Imprenta Nacional de Cuba, que imprimió como primer texto esa joya literaria que es el Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, con una tirada de 100 mil ejemplares en cuatro volúmenes a 25 centavos cada ejemplar, para que su adquisición fuera asequible a la población.

  La campaña de alfabetización, emprendida en 1961 por la Revolución, fue abriendo además de nuevos horizontes en la enseñanza, un mayor número de personas interesadas en la lectura. Desde el principio primó el concepto de ofrecer gratuitamente los textos en los centros educacionales.

  Aparte de otros esfuerzos, fue importante la fundación en 1962 de la Editorial Nacional de Cuba hasta 1967, cuando surgió el Instituto Cubano del Libro (ICL), el cual se fue desarrollando paulatinamente y ya cuenta con seis de las 128 editoriales cubanas, aparte de los Centros del Libro en territorios de la Isla.

  El ICL constituye la institución rectora de la edición, comercialización y promoción de libros y publicaciones seriadas, resultado del empeño de las   numerosas editoriales y cuantiosas revistas existentes.

   Hay ministerios, centros científicos y de investigación, organizaciones sociales, asociaciones de creadores y  provincias que cuentan igualmente, con su propio sello editorial.

  En el municipio capitalino de Centro Habana, en 1982 se celebró la primera Feria del Libro.

  Nació con un carácter internacional, al principio asistían fundamentalmente invitados de los países socialistas.

  En el Pabellón Cuba en 1984 se efectúo la segunda cita del libro, mientras la tercera fue en 1986, en igual sede. En el 88 no hubo, en el 90 fue la cuarta en el Pabellón de Exposiciones del Palacio de Convenciones (PABEXPO), después sucesivamente se efectuaron en ese último salón, con una periodicidad bianual.

   Desde el principio, el público acudió ávido de adquirir algún texto, porque en Cuba las personas compran libros por el placer de leer, cuestión que no sucede en otras latitudes donde esas citas literarias son visitadas por individuos que muchas veces se quedan con sus deseos de adquisición truncos por los elevados precios de lo que allí ofertan.

    En la fortaleza militar de San Carlos de La Cabaña, creada en el siglo XVIII, se celebró en el año 2000 por primera vez la Feria Internacional del Libro, que había salido del contexto de su sede habitual de PABEXPO debido a la gran afluencia de participantes y público en general.

    Desde entonces, en los primeros meses de cada año vuelve la fiesta de la lectura, que imbrica lo popular con un alto nivel cultural.

   No constituye un acontecimiento comercial como algunos en otras naciones pudieran pensar, porque junto a la venta une un programa literario y además una programación académica y artística, con un promedio de unas nueve actividades por hora.

   O sea, que el participante puede no solo ir a la presentación de un libro, sino también tener encuentros con los escritores, escuchar lecturas, participar de los homenajes y premios que se entregan y asistir a las jornadas técnicas.

   Cada año se dedica a personalidades vinculadas al libro y a un país diferente, y desde La Cabaña y las subsedes en la capital cubana, -como librerías municipales-, pasa a numerosas ciudades de Cuba, donde la población disfruta de iguales actividades.

    Fue precisamente el Comandante en Jefe Fidel Castro quien tuvo la idea de que este acontecimiento cultural no se circunscribiera solamente a la capital del país y en 2001, en la clausura del evento, propuso extenderla a las provincias, donde existen un promedio de dos o tres editoriales, más las producciones nacionales que se llevan a esos territorios.

A vuelo de noticia

A vuelo de noticia

María Elena Balán Saínz

Foto Yamilé Camara

 

    En un dialecto indígena mexicano la palabra papalote significa mariposa, porque tanto uno como otra se empinan, con un objetivo predefinido: llegar a un destino.

   Tal definición bien pudiera aplicarse a la noticia, esa que se confecciona cuidadosamente, con un mensaje medular y que va a la búsqueda de un lector ávido de conocimiento.

    Pero Esteban Machado Díaz, uno de los exponentes de las artes plásticas contemporáneas en Cuba, logró conceptualmente conjugar la semejanza entre el papalote y la información, guiados ambos por un hilo conductor y con un objetivo determinado, elevarse, llegar lo más lejos posible.

    El paisaje como elemento predominante y el coco como símbolo del universo, con el cual está comprometido tanto el pintor como el profesional de la prensa, se aprecian en esta exposición que el artista dedica al colectivo de la Agencia de Información Nacional, (AIN) en el aniversario 35 de su fundación.

     Una gigantesca obra panorámica de 4.60 metros de ancho por 1.60 metros de alto queda como fondo donde pervive la Naturaleza, y se complementa con  una singular pintura-instalación sobre madera, donde aparece un hombrecito que escala hacia lo alto, portando en su mano los hilos de los papalotes recreados artísticamente, con el paisaje como fuente de vida.

   Otros aparecen mostrando, mediante la técnica del collage, noticias transmitidas y publicadas en diversos órganos de prensa, suscriptores de la AIN.

     Desafiando cualquier obstáculo se abren paso con la inmediatez requerida, con un hilo conductor, llevando _al igual que la noticia_ un  mensaje veraz y oportuno.

    Machado Díaz deja constancia de que, tanto el papalote como la información, requieren de suficiente destreza y profesionalidad por parte de quienes los crean.

   Para él constituyó un reto el tiempo con que contó para realizar esta obra, así como la técnica utilizada, algo que compara con el quehacer diario de redactores, reporteros, editores, directivos de la Agencia, así como de las redacciones de radio, del Canal de TV Señal ACN, de las páginas web en varios idiomas y del quehacer de los fotorreporteros de la AIN, tanto en la Central como en sus 15 Corresponsalías.

   El buen gusto estético, la búsqueda de alternativas factibles para enriquecer cada detalle, y su concepto de lo cubano, de lo cotidiano, en su sentido más amplio, conllevan a que esta muestra haya trascendido como un proyecto sui géneris.

Homenaje a Lam en X Bienal

Homenaje a Lam en X Bienal

María Elena Balán Saínz

Foto Marcelino Vázquez

 

   El domingo 29 de marzo quedó emplazado en el Parque  de las calles 14 y 15 de El Vedado, como parte de la X Bienal de La Habana 2009, el monumento que honra a Wifredo Lam y que obedece a la autoría del escultor santiaguero Alberto Lescay, presidente de la Fundación Caguayo.

   La obra ofrece la imagen de un pájaro en bronce, de siete metros de altura, iconografía reiterativa en las creaciones de autor de los emblemáticos cuadros de La Silla y La Jungla.

   Su estructura cuenta con 52 piezas y tuvo la realización artística del ingeniero Fernando Yero, y el decisivo apoyo de una brigada de fundición del taller de San Luis, en Santiago de Cuba, junto a  la contribución de 63 artistas cubanos de la plástica contemporánea, tal como aparece en una tarja que acompaña la escultura.

   La X Bienal agasaja el legado de Wifredo Lam, nacido en el poblado de Sagua la Grande, en la región central de Cuba, el ocho de diciembre de 1902, mezcla de padre chino y madre mulata, quien era a su vez hija de negra y español.

   De ahí que a Lam se le considere como expresión de tres continentes, a lo cual se suma que triunfó en otro, Europa, donde alcanzó la universalidad.

   Comenzó sus estudios en la prestigiosa Academia de Bellas Artes San Alejandro, en La Habana, y en 1924 viajó a España para matricular en la Academia de San Fernando de Madrid,  Cuatro años después realizó su primera exposición personal en la madrileña Galería Vilches.

   Vivió en España y en Francia, desde donde partió por el avance de las hordas fascistas y en 1941 se reencuentra con su patria, en la cual comenzó a desarrollar un estilo pictórico, que conjugaba elementos del surrealismo con símbolos de la cultura afrocubana, que dan vida a oníricas figuras, algunas biomórficas, bajo el influjo de una imaginación muy creativa.

   Lam se sintió maravillado por la intensidad de la luz tropical, por la exuberante naturaleza y por el aporte de los cultos sincréticos en la isla caribeña, de la que había estado ausente durante 18 años..

   Se dice que para dar ese vuelco a su obra, se nutrió de elementos concretos y cotidianos de nuestra realidad, dentro de una atmósfera fantástica y subjetiva, para crear nuevos símbolos, extraídos de las raíces de sus ancestros.

   En sus obras está presente la vegetación tropical, con su máxima expresión artística en el cuadro titulado La Jungla, pintado por él en 1943  y que se exhibe en el Museo de Arte Moderno de Nueva York.

   Algo similar se aprecia en La Silla, otra de sus obras que han trascendido, por su calidad, belleza y mensaje artístico.

   Es con esa pieza, precisamente, que se considera que dio un paso decisivo hacia la pintura definitoria de su personalidad plástica.

   En ella se recrean dos géneros tradicionales de la pintura, la naturaleza muerta y el paisaje y los vincula a una dimensión donde coexisten lo cotidiano y lo trascendente.

   La  Silla, según algunos críticos está pensada como si fuera un retrato, aunque construido con elementos del paisaje. Hay quienes consideran que es un pretexto de Lam para desarrollar su poético mundo personal.

   Al seguir el orden cronológico de la creación de Wifredo Lam podemos decir que de 1941 a 1943 inició una labor de adaptación del cubismo y el surrealismo al mundo mágico virgen que había descubierto en su patria, y  nutrió de nuevos significados temas clásicos de la pintura occidental.

   A finales de 1955  parte de su obra se centró en  la cerámica, el dibujo y el grabado matizados por un mensaje sensual, iconográfico, con una gran influencia de los cultos sincréticos, con las variaciones estilísticas de su fecundo quehacer artístico. 

   Wifredo Lam ilustró en 1976 un libro del Premio Nobel de Literatura Gabriel García Márquez, titulado El último viaje del buque fantasma.

   En 1982 murió en París, y legó a la posteridad numerosas obras que se exhiben en museos y colecciones privadas en todo el mundo.

   Cuba, su tierra natal, lo honra con un Centro de Arte Contemporáneo que lleva su nombre en una amplia casona en el Centro Histórico de la Ciudad de La Habana. Allí se exhiben muchas de sus obras y se prepara cada dos años la Bienal Internacional de las Artes Visuales.  

Mendive y el mensaje de sus ancestros en X Bienal

Mendive y el mensaje de sus ancestros en X Bienal

María Elena Balán Saínz

 

   ¨Estamos ante un cántico de la naturaleza y del cuerpo humano. En ese cosmos fulje el signo de Eros que trasmuta todas las coordenadas biológicas¨..

   Esas palabras de la prestigiosa escritora Nancy Morejón  dan una imagen poética de la obra de  Manuel Mendive, quien en la X Bienal Internacional de las Artes Visuales en la capital cubana, muestra la madurez de una sobresaliente obra, que le mereció en 2001 el Premio Nacional de las Artes Plásticas.

   Su quehacer ha deleitado a los participantes en esa cita cultural, que reúne en La Habana a más de 300 artistas de 54 países hasta el 30 de abril.

    Bajo el título de El espíritu, la naturaleza y las cabezas, Mendive preparó para el domingo 29 de marzo un performance, que hizo un recorrido al anochecer desde el hotel Saratoga, en el Prado capitalino, hasta la galería Orígenes, del Gran Teatro de La Habana, donde dejó abierta una exposición.

   Esa acción plástica tuvo el apoyo escénico de alrededor de 50 artistas, entre ellos la pianista Pura Ortiz con música del periodo barroco, así como bailarines de Danza Contemporánea de Cuba, el Conjunto Folclórico Nacional y la compañía Danza del Caribe, de Santiago de Cuba.

   Las figuraciones de Mendive se plasman en cuerpos humanos que dan vida a sus performance, los cuales han recibido el reconocimiento de la crítica en Europa y en otras latitudes.

   Con una de esas representaciones se presenta en la X Bienal Internacional de las Artes Visuales en La Habana y teje un lazo mágico entre deidades que se enamoran, se envidian, pelean, conocen los secretos del monte, dominan los elementos de la naturaleza y tienen tantas imperfecciones como cualquier ser humano.

   Esos son los orishas (representaciones), del panteón yoruba que integran el sistema mágico-religioso de la Santería o Regla de Ocha en la Isla.

   El referido culto, introducido en Cuba siglos atrás por los esclavos nigerianos de la etnia yoruba, es el más popular entre los de origen africano que se practican en la Isla.

  Amante y protector de la flora y la fauna, Manuel Mendive disfruta con la contemplación del paisaje y con la crianza de los animales que cuida  en su hogar ubicado en la campiña habanera, en las cercanías de Tapaste, donde el artista cuenta con las fuentes de motivación necesarias para darle vida y color a sus obras, la mayoría de ellas inspiradas en los cultos afrocubanos.

    La obra de Mendive tiene ese sello personal que asalta la vista de quien la contempla y puede identificar a su autor de inmediato.

    Una atmósfera ensoñadora, donde el trópico es ingrediente esencial, que se mezcla con lo que le sugieren los cultos a Shangó, Ogún y Olofi, matizan la creación artística de este pintor, considerado entre los más integrales de nuestro país, por su dominio de varias técnicas.

Chile: cuna de dos Premios Nobel

Chile: cuna de dos Premios Nobel

Por María Elena Balán Saínz

 

   Chile, llamada por los indígenas Tchili, que significa nieve, es cuna de los Premios Nobel de Literatura Gabriela Mistral (1945) y Pablo Neruda (1971), quienes  son evocados en la capital cubana durante la XVIII Feria Internacional del Libro.

   Cuenta entre sus escritores con Isabel Allende, una mujer cuya narrativa destaca entre las letras universales, con obras llevadas al séptimo arte.

   En la cita cultural están representadas 46 editoriales chilenas y otros autores, como Hernán Uribe, quien presentó la reedición de El diario del Che llega a Cuba, ya conocido como Operación Tía Victoria.

   De la historia de ese país amigo recordamos que el primer europeo que pisó esa tierra fue el portugués Fernando de Magallanes, tras atravesar en 1520 el estrecho que hoy lleva su nombre.

   En esa época, Chile estaba dominada por los araucos, una tribu notable por su habilidad guerrera.

   La característica física prevaleciente en esa nación es la Cordillera de los Andes, que nace en la guajira colombo-venezolana y recorre al país de norte a sur, hasta la llamada Tierra de Fuego.

   En los Andes se encuentra el monte más alto de Chile, que tiene por nombre Ojos del Salado y su altura llega a casi siete mil metros.

   Por otra parte, la Depresión Intermedia está ocupada por el extenso Desierto de Atacama, el más árido del mundo.

   La fauna es menos diversificada que en otras regiones de Suramérica, debido a la barrera que ofrecen los Andes. Entre los mamíferos autóctonos figuran la llama, la alpaca, la vicuña, el puma y el zorro culpeo.

   Su población comparada con la de otros países de viejas culturas, no es numerosa. Sin embargo, en los últimos 150 años ha experimentado un vigoroso incremento, con casi 17 millones de habitantes actualmente.