VIGENCIA MARTIANA: 45 AÑOS DE LA ENSEÑANZA ESPECIAL EN CUBA
Por María Elena Balán Saínz
La vigencia del pensamiento pedagógico de José Martí es indiscutible en nuestro país. Entre las variadas facetas de su vida y obra ocupa un lugar destacado el tema de la educación, con sus diversos matices. Llama la atención que nuestro Héroe Nacional tuviera, inclusive, entre sus proyecciones, la enseñanza especial, una tarea a la que nuestra Revolución ha dado particular importancia y de la que en este enero se cumple el aniversario 45 de su inicio en Cuba.
En un artículo referido a la escuela para sordomudos, el Maestro imprimió una carga de poesía y ternura, tal como demuestra este fragmento que presentamos a continuación: “Nacidos como cadáveres, el amor los transforma, porque la enseñanza a los sordomudos es una sublime profesión de amor.
El profesor de convierte en madre, la lección ha de ser una caricia; todo niño lleva en sí un hombre dormido”.En la Revista Universal, de México, en noviembre de 1875, José Martí escribió un conmovedor artículo sobre la enseñanza de los sordomudos, en el cual expresaba: “Antes lo hemos dicho: más que la enseñanza, en esta escuela ha de profesarse el amor”.
Según su valoración, es esa íntima relación entre el estudiante discapacitado y su maestro lo que permite que todo el manantial de ternura brote y llegue a aquel niño el más valioso mensaje educativo. El profesor debe promover en esos alumnos el sentido de la creación, ya sea vinculándolos a una huerta o un jardín, porque al decir de Martí el hombre está sujeto a la tierra con terribles raíces, y los sordomudos están aún más sujetos que nosotros.
Aman mucho a las flores, tan arraigadas como ellos, destacó el Apóstol.La sensibilidad humana de José Martí lo llevó a sentir un interés muy personal por aquellos niños que requerían de una enseñanza especial.
En el siglo XIX enunció ideas, luego materializadas con el proceso revolucionario iniciado el 1ro de enero de 1959.Un vuelco sufrió desde entonces ese tipo de educación, que lejos de constituir un sistema sólo contaba con 15 centros o instituciones pequeñas, cuya matricula era de unos ciento treinta y cuatro alumnos.
Más que apoyo estatal, esas escuelas tuvieron el patrocinio, antes de 1959, de personas humanitarias. La construcción de centros especializados en la enseñanza de alumnos con retraso mental, sordos, ciegos, hipoacúsicos, débiles de visión y con trastornos de conducta, ha sido una forma de realizar el pensamiento martiano por parte de un proyecto social sumamente humanitarista como el cubano.
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