Benedetti, símbolo de esperanza
María Elena Balán Saínz
Foto Omarita
Aunque su nacimiento fue en Uruguay, Mario Benedetti trascendió fronteras y fue símbolo del artista comprometido con su tiempo, tanto en su lugar de origen como en otros países que lo acogieron cuando tuvo que salir al exilio.
Hace apenas unas horas fue sepultado en Montevideo este hombre que a pesar de las dificultades que atravesó, debido a su militancia revolucionaria, fue capaz de enarbolar para siempre la esperanza en su literatura.
El canto de los pájaros acompañó en el campo santo al poeta hasta su última morada, y junto a coronas de diversas flores hubo también claveles rojos y margaritas, reafirmando la sencillez y modestia que tantos elogiaron en Benedetti.
En Cuba siempre tuvo abrigo, aquí perduran programas literarios y publicaciones que contribuyó a fomentar en Casa de las Américas, donde fundadores y personalidades rindieron la víspera tributo de recordación a quien fue fuente de inspiración en ese centro cultural.
Quienes le conocieron, ya sea a través de su amplia obra literaria o personalmente, nunca han dejado de leer su poesía o su narrativa, las cuales han tenido una fuerte incidencia tanto en quienes lo tuvieron como fuente de inspiración hace años, como en los jóvenes que ahora también sueñan a través de su legado.
A Mario Benedetti lo conocí por medio de mi profesor de Sociología, cuando lo atendió en la Universidad de Oriente, donde ofreció conversatorios y recitales de poesía, no solo de corte romántico, sino también político, porque sobre todas las cosas era un intelectual de izquierda.
Desde entonces fue mi poeta preferido, y muchos de sus versos quedaron guardados en mi memoria, como también ahora lo están en aquellos adolescentes y jóvenes que ayer fueron a despedirlo en Montevideo hasta el lugar donde descansan sus restos mortales.
Llama la atención que su obra, cultivada en su larga vida que quedó trunca a los 88 años de edad, aun inspire a hombres y mujeres, quienes la hacen suya para expresar los más íntimos sentimientos.
Cuánta vigencia tiene su poema Primero que todo, cuando expresa: ¨Me gusta la gente que vibra,/ que no hay que empujarla,/ que no hay que decirle que haga las cosas,/ sino que sabe lo que hay que hacer/ y que lo hace en menos tiempo de lo esperado. ¨
O también éste con el que concluimos el homenaje al poeta, y que se títula Hagamos un trato.
Benedetti nos lo dejó como prueba de solidaridad, pero también de amor, al expresar: ¨Compañera, usted sabe que puede contar conmigo,/no hasta dos ni hasta diez, sino contar conmigo/ Si algunas veces advierte que la miro a los ojos,/ y una veta de amor reconoce en los míos,/ no alerte sus fusiles, ni piense que deliro;/ a pesar de la veta, o tal vez porque existe,/usted puede contar conmigo.¨
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