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María Elena Balán/ Arca de cubania

EL DIA QUE DESAPARECIO ÁGHATA CHRISTIE

EL DIA QUE DESAPARECIO ÁGHATA CHRISTIE Por María Elena Balán Saínz  

   En Cuba gustan mucho las novelas policíacas de la escritora inglesa Ághata Christie y Arca de Cubanía trae a su página un acontecimiento relacionado con esta singular mujer.

   De ella se dice que era incapaz de matar una mosca, a pesar de que en su imaginación creó las más fantásticas tramas policíacas y las llevó a sus novelas.

  

   Pero hay en su biografía, escrita por Janet Morgan, facetas interesantes como un hecho que hubiera podido ser protagonizado  por algún personaje de sus obras.

  

   Se trata de la desaparición voluntaria de la escritora en un frío mes de diciembre, cuando salió de noche de su residencia de Styles y dejó las puertas del garaje abiertas.   Las sirvientas no sabían hacia donde se dirigió y la primera noticia la dio la policía, que encontró el auto marca Morris de la conocida escritora abandonado.

  

   Transcurridos tres días de la salida misteriosa de Ághata Christie de su hogar, su esposo Archie acudió a Scotland Yard a pedir ayuda, pero allí le dijeron que no podían intervenir si no lo solicitaba la policía de Surrey, donde fue encontrado el carro, o la de Berkshire, otro sirio vinculado al hecho.

  

   La opinión oficial sobre el suceso era que la Christie había sufrido un accidente y tras salir despedida del auto, se había perdido en el bosque.  

 Unos quinientos hombres iniciaron la búsqueda en el lugar donde se suponía que podía encontrarse, al tiempo que eran dragados los arroyos y charcos, pero nada apareció, a pesar  de las presuntas pistas aportadas por algunas personas, que afirmaban haber visto a la dama desaparecida. 

PERROS SABUESOS TRAS LA PISTA DE LA ESCRITORA  

  El Coronel Archie Christie concedió una entrevista a la prensa cuando ya habían transcurrido siete días de la desaparición de su esposa Ághata.   Recordó que ella había dicho en una ocasión a su hermana, que si se empeñaba y planeaba con cuidado su desaparición, podría lograrla con éxito, tal como los personajes de sus novelas.   El tema de la conversación en esos días era la huída y suerte que pudo correr la escritora, por lo que el pueblo se sumó a la gran búsqueda dominical que organizó la policía.   La orientación era llevar perros sabuesos, ropa ya usada que resultara cómoda para la caminata y protegiera del rigor del frío y la espesura del bosque, así como calzado fuerte.  Un granjero prestó sus tractores para rastrear el páramo, mientras un aeroplano sobrevoló la zona y la laguna silenciosa fue nuevamente dragada, pero sin ningún resultado.

  

   El anuncio de la entrega de una recompensa a quien informara el paradero de la novelista despertó aún más el interés y fueron muchas las llamadas desde distintos lugares.    En la oncena noche de la desaparición de la Christie fue que su esposo Archie la encontró en un hotel en Harrógate, localidad al norte de Yorshire, cuando ella se dirigía a coger un periódico que comentaba su huída.

  

   Según dijeron posteriormente los dueños de aquella instalación, la famosa escritora se había mostrado normal durante todos aquellos días, en los que bailó, cantó y charló cordialmente con los huéspedes.

  

   Sin embargo, su esposo adujo que había sufrido una pérdida de memoria, aunque tal parece que fue ella quien planeó ser protagonista de sus propias fantasías novelescas.    

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