ETERNO RECUERDO A 8 ESTUDIANTES DE MEDICINA
Por María Elena Balán Saínz
La historia en Cuba no olvida que han transcurrido 135 años desde aquel veintisiete de noviembre, cuando ocho estudiantes de Medicina fueron llevados al paredón de fusilamiento por los gendarmes de la metrópoli española en La Habana.
Ese hecho ha quedado en la memoria de nuestro pueblo como una de las acciones más abominables del período colonial de España en Cuba.
Su único pecado era amar a la patria, tal como confesaron poco antes de ser ejecutados. Pero la sentencia de muerte estaba ya concebida, bajo el pretexto de que habían profanado la tumba del periodista español Don Gonzalo Castañón.
Como no existía idea exacta de quienes habían estado en el cementerio, fueron apresados 45 alumnos del primer año de Medicina. Aunque la presunta falta de los jóvenes era de carácter civil, el General de División Romualdo Crespo indicó Consejo de Guerra en campaña.
A todo ese grupo se le sometió a un Consejo de Guerra, que no llegó a determinar ninguna sentencia de muerte. Pero el ansia de sangre del cuerpo de voluntarios llevó a que, contra toda norma jurídica, se formara un segundo tribunal en el que ellos eran mayoría.
Aquel proceso amañado y fraudulento condenó a muerte a ocho estudiantes, mientras los otros debían guardar prisión. Entre los que fueron fusilados estaba Carlos Verdugo, quien el día del supuesto incidente de la tumba de Castallón, se encontraba en Matanzas. Ese es un detalle que reafirma la barbarie cometida, sólo por saciar la sed de venganza de los voluntarios.
A las cuatro de la tarde del veintisiete de noviembre fue ejecutada la orden de fusilamiento de los ocho jóvenes inocentes.Hoy, cuando han transcurrido 135 años de aquel asesinato, recordamos con respeto a esos mártires de la Patria.
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