VOCABLOS EXTRANJEROS POPULARES EN CUBA
Por María Elena Balán Saínz
El cubano se caracteriza por ser bromista e ingenioso hasta en los momentos más difíciles, cuando para bajar tensiones recurre a algún chiste o una frase que pone una chispa de humor en el ambiente.
En cuanto a relacionar palabras con hechos cotidianos no hay quien lo supere, porque tiene gran habilidad para estar a la caza del vocablo oportuno y aplicarlo en la primera ocasión que le resulte propicia.
Entre las fuentes de que se sirve han estado las telenovelas extranjeras transmitidas por los canales de la televisión cubana, de las cuales escogimos tres vocablos para comentarlos con nuestros lectores.
No hay quien dude en Cuba de la perdurabilidad de la palabra merolico, muy recurrente en la telenovela mexicana Gotica de Gente, que conllevó a que a los llamados tradicionalmente vendedores ambulantes, comenzara a denominárseles con ese nombre.
A partir de la puesta en pantalla de esa tele-producción traída desde México, en la cual un hombre humilde se ganaba la vida vendiendo baratijas bajo el calificativo de merolico, ese vocablo se convirtió en algo familiar en esta isla caribeña.
Desde entonces, el lenguaje popular lo incorporó a su listado para llamar con ese apelativo a quienes ofertan en plazas y ferias desde un par de zapatos artesanales, una prenda de vestir o un pan con lechón, criollísima expresión de los gustos culinarios del cubano.
De merolico se ha derivado una familia de palabras como meroliquear, meroliqueando o meroloquito, aplicadas con profusión por muchos.
PALADAR Y GOURMET: TAMBIEN MUY POPULARES
En Cuba fue muy popular la telenovela Vale Todo, llegada desde Brasil en la década de los años 90 de la pasada centuria, en la cual Regina Duarte en el protagónico de Raquel se convirtió de vendedora de meriendas en la playa en toda una empresaria.
Aunque muchos dudamos de su pronta prosperidad, presentada como resultado del modelo neoliberal vigente entonces en el llamado gigante sudamericano, no dejamos de asumir como muy oportuno el nombre de Paladar, que puso a cada restaurante de su cadena gastronómica.
Fue así que cuando en la mayor de las Antillas se ampliaron las posibilidades para ejercer el trabajo por cuenta propia, incluida la venta de productos alimenticios, los locales acondicionados para ese fin fueron bautizados por el pueblo con el nombre de Paladar.
Y de esa forma continúan llamándoles, no importa que el propietario les haya puesto un nombre sugerente para atraer a los clientes. A la hora de alguien ir a esos lugares, siempre dice: “Voy a comer a un Paladar”.
Como estamos en el tema de la degustación, les comentaremos acerca de otra palabra que llegó con la telenovela colombiana Café con aroma de mujer, transmitida hace unos pocos años en Cuba.
Se trata de gourmet, constantemente mencionada en esa tele-serie para referirse a las propiedades del grano, lo que se traduce en excelencia, en algo óptimo.
Pues bien, los cubanos, muy aficionados a ver esas novelas, comenzamos a escuchar a los vendedores en los mercados agropecuarios ofreciendo sus mangos, ajíes, frijoles y otras viandas como los mejores de todos, porque tenían ese sello de calidad que es el gourmet.
En fin, que en esta nación caribeña, donde hay mezcla de razas, tradiciones y folklore, se asimilan con gusto esos vocablos foráneos que aportan un toque especial a la hora de querer aludir a algo que puede resultarnos jocoso o también reflexivo.
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