2011, que la vida nos sonría
Les deseo a los amigos que conozco, -algunos que no veo hace años pero que nunca he olvidado-, a otros con los que intercambio a diario, y a quienes sin conocerme leen estas líneas, muchas cosas buenas y que la vida les sonría en este nuevo año que llega para brindarnos la mejor de las oportunidades: la de vivir.
Espero que en el 2011 hagan todo aquello que por algún motivo no puedan hacer entre hoy y mañana 31 de diciembre, les aconsejo que estén junto a la persona más importante de sus vidas a las 12 en punto para que reciban de ella el más fuerte de los abrazos y así sentirse como niños pequeños, protegidos por el amor, ya sea de pareja, de padres o de hijos y por qué no de amigos.
Si no pueden estar en su compañía porque están lejos, entonces por unos segundos piensen en ellos, pidan un deseo para que ese cariño siga siendo perdurable, y luego dediquen unos minutos a trazar metas para los próximos 12 meses, pero no por mucho tiempo, las cosas que se piensan mucho no se hacen.
Hagan todo lo que quieran aunque a veces no puedan , pero traten de intentarlo, quizás no se arrepientan, porque puede depararles momentos de alegría y de regocijo interno, que sabrán saborear íntimamente como si fuera una fruta fresca, a veces prohibida, y no por eso menos jugosa y deseada.
Vaya para todos una cesta llena de amor, un lechoncito asado, al estilo de la cocina criolla de esta Isla donde vivo, que es muy rico, y alguna bebida, no para caer borrachos, y sí para embriagarnos de felicidad.
Cuentan los de más experiencia que el primer día del año marca el camino de los restantes 364. Debemos cuidar de los detalles en el vestir, a la hora de servir la mesa, con mantel, cubiertos, velas, flores, en fin, con lo que nos haga sentir más a gusto y con ese toque estético tan necesario.
Una amiga me dio parte de estos consejos, ella se llama Sailyn y lo hizo con mucho cariño, tanto para ella como para mis amigos lejanos, a los que no puedo dar un beso ni estrecharlos con un fuerte abrazo, les mando este mensaje.
No soy de las que gusta clausurar puertas, cerrar capítulos, porque se perdería la memoria histórica de nuestras vidas. Toda evocación, aunque a veces nos cause nostalgia, es válida, así lo siento y así se lo hago llegar a quienes saben el significado de estas palabras.
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