Ballet Nacional, virtuosismo y excelencia
Por María Elena Balán S.
Quienes visiten La Habana en estos últimos días de octubre y principios de noviembre y quieran admirar los secretos del estilo y la homogeneidad del Ballet Nacional de Cuba, podrán hacerlo en las funciones que ofrecerá en la sala García Lorca, del Gran Teatro de La Habana, como parte de los festejos por su aniversario 60..
También los teatros Mella y América, de la capital, ofrecerán funciones, al igual que el Sauto, en Matanzas, y el Tunas, de la provincia de igual nombre, donde la agrupación danzaria estará presente como parte del XXI Festival.
La celebración de los 60 años de ese virtuoso cuerpo de baile y el Festival Internacional, que con tal motivo se organizó, nos llevan a recordar como elemento imprescindible la figura de la prima ballerina assoluta Alicia Alonso.
En 1948 era Alicia una joven bailarina con excepcionales cualidades, entre las que se destacaban sus condiciones físicas, su inteligencia, voluntad, disciplina y sensibilidad. Junto a Fernando Alonso, entonces su esposo, dio vida a la compañía de baile que a partir de 1959 tomó el nombre que lleva actualmente.
Dos años después de constituida esa agrupación, su fundadora creó la Escuela Nacional de Ballet, anexa a la compañía que ya era profesional.
Desde sus inicios, veló por mantener la tradición clásica y romántica, cuyas obras integran el repertorio hasta nuestros días, con versiones sobresalientes como las de Giselle, Coppelia, Las Sílfides y el Grand pas de quatre. Paralelamente sus coreógrafos hacen nuevas búsquedas, manteniendo siempre la excelencia en el estilo.
A partir de 1960 comenzó a celebrarse el Festival Internacional de Ballet de La Habana, el cual se ha convertido en uno de los eventos de mayor relieve de ese arte a nivel mundial.
Célebre por su acústica y belleza arquitectónica, el Gran Teatro de La Habana es la sede acostumbrada del Ballet Nacional de Cuba. El más importante de sus espacios es la sala García Lorca, donde se realizan las funciones de la compañía danzaría.
Antiguamente denominado Gran Teatro Tacón, fue inaugurado oficialmente en abril de 1838. Por su escenario pasaron Anna Pavlova, Sarah Benhart, Enrico Caruso y Antonio Gades, entre otros.
Ya octogenaria, Alicia Alonso, sigue teniendo ese don casi mágico para dirigir la compañía que fundó, considerada entre las más prestigiosas del mundo.
Es tanta la admiración que despierta a su paso, que la UNESCO la nombró Embajadora de Buena Voluntad, una distinción que se suma a la de Presidenta de la Fundación de la Danza que lleva su nombre en Madrid, España.
Esta artista ovacionada en los más disímiles escenarios del mundo, junto al Ballet que fundó, ostenta la Orden Félix Varela y la José Martí, entregada por el Gobierno cubano cuando cumplió los 80 años. Igualmente fue investida como Doctora Honoris Causa en Arte por la Universidad de La Habana y seleccionada como Heroína Nacional del Trabajo de la República de Cuba.
De Alicia Alonso puede afirmarse que marcó pautas técnicas que se adelantaron a su época y es una de las bailarinas clásicas más brillantes de la historia de ese arte.
Fue reconocida hace unos años por el entonces Presidente de Francia, Jacques Chirac como Oficial de la Legión de Honor de la República Francesa, una categoría instituida por Napoleón Bonaparte en 1802.
El hecho de que la Reina Sofía y el Rey Juan Carlos de España hayan estado presentes en la entrega recientemente, a Alicia Alonso de la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes otorgada por el gobierno de ese país,en el Teatro Colón de La Coruña, ponen de relieve el prestigio de que gozan internacionalmente la prima ballerina absoluta y el Ballet Nacional de Cuba.
Resultó significativa además, la víspera, en el Gran Teatro de La Habana, la inauguración de la XXI edición del Festival Internacional de Ballet, ceremonia a la que asistió el Presidente Raúl Castro Ruz, así como Ricardo Alarcón, Presidente del Parlamento Cubano, Abel Prieto, Ministro de Cultura, y otras personalidades.
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