Alberto inició la temporada ciclónica
Por María Elena Balán Saínz
Cuando empieza junio los cubanos de inmediato nos ponemos en alerta, porque se inicia una temporada que puede traernos algún que otro ciclón tropical, con mucho viento y abundantes lluvias. La posibilidad de que se registren este año en Cuba ciclones tropicales estará por encima de la media histórica, para la zona atlántica en general, lo cual tiene que ver con la ausencia del fenómeno El Niño-Oscilación del Sur (ENOS) y el calentamiento de las aguas en el Atlántico y el Caribe.
La temporada ciclónica en Cuba durante el 2005 fue muy activa, similar a la del año anterior, y en este 2006 se espera que al menos un fenómeno meteorológico de alguna intensidad dañe el archipiélago.
Las predicciones de los huracanes realizadas en la Isla se basan en el comportamiento de las condiciones oceánicas y atmosféricas fundamentales que regulan la actividad ciclónica en la cuenca atlántica.
Ya en la primera quincena de este mes de junio hemos sentido los efectos de la tormenta tropical Alberto, el primer fenómeno atmosférico que ha dejado una amplia estela de lluvias, no sólo en la capital cubana, sino también en otras provincias.
Desde el fin de semana se sintieron de forma permanente las precipitaciones, con una pertinaz lluvia que se extendió hasta este lunes 12 de junio, cuando para trasladarse a los centros laborales o las escuelas hubo que protegerse con capas de nylon y paraguas. La tarde en sus primeras horas dejó ver unos tímidos rayos de sol, que luego fueron languideciendo para dejarnos bajo un cielo gris plomizo.
Hasta noviembre Cuba está expuesta a la posibilidad del paso de algún ciclón tropical, que no es más que un sistema de baja presión que se desarrolla sobre las aguas cálidas de los océanos tropicales y presentan una circulación o movimiento circular, bien definido alrededor de una zona central con presión más baja.
En nuestros días, cuando va a comenzar una temporada ciclónica se da a conocer un listado de nombres, femeninos y masculinos, cuidando del orden alfabético.¿Pero siempre fue igual? ¿Desde cuándo comenzó a llevarse ese control de los ciclones y a darles un nombre?
Se afirma que los primeros registros históricos de los huracanes vienen de las escrituras de los navegantes del mundo y del primero que se tiene conocimiento fue del ocurrido en 1508, al que se le llamó San Roque.Bajo la influencia de la iglesia católica se inició el proceso de darle una denominación de esos meteoros, y se escogió el del santo que aparecía en el almanaque el día que pasaba el ciclón por el país en cuestión.
Ese sistema se utilizó por cientos de años, pero resultó problemático, ya que ocurrieron muchos fenómenos de este tipo en la misma fecha, en diferentes años, y eso creaba confusión.De ahí que en Puerto Rico, por ejemplo, hubieran registros de cinco huracanes llamados San Mateo, ocurridos un 24 de septiembre, pero en años diferentes, que iban desde 1575 hasta mil 949.
¿CON NOMBRE DE MUJER?
No se sabe si por despecho hacia las mujeres, o tal vez por una sublime veneración, pero poco antes del el siglo diecinueve, el meteorólogo australiano, Clement Wragge, comenzó a ponerle nombres femeninos a los huracanes y esa iniciativa se consolidó realmente en la centuria del veinte, cuando la Segunda Guerra Mundial.
En 1944 se había publicado el libro Storm, de George Stewart, el cual tuvo mucha influencia entre los especialistas en meteorología de la marina y fuerza aérea de Estados Unidos, quienes siguieron la tradición de llamar a los ciclones con los apelativos de mujer.
Fue en el año 1951 que se instituye la denominación de los huracanes siguiendo las letras del alfabeto, pero esa práctica se desechó a los dos años porque cambió el alfabeto internacional y se repetían los nombres asignados a los huracanes.
Durante 1953 los servicios nacionales de meteorología empiezan a usar oficialmente los nombres de mujeres y ya en 1978 se inicia la denominación masculina y femenina, de forma alternada, en los países que habitan el Pacífico Norte, una práctica que fue asimilada por los que bordean el Atlántico Norte en 1979.
¿CÓMO SE HACE AHORA?
En la actualidad, se redactan seis listas de nombres en orden alfabético, que incluyen femeninos y masculinos, de manera alternada, y se repiten al séptimo año. Es decir que este año utilizaremos los que rigieron en 1999.
El primero ha sido Alberto, que hasta el momento de redactar este trabajo no había alcanzado categoría de huracán y solamente dejó en la Mayor Isla del Caribe mucha lluvia, con un buen acumulado en las presas y embalses.
¡Ah! como algo curioso, debemos añadir que la Organización Mundial de Meteorología tiene la potestad de retirar de los listados que se repiten, a aquellos nombres de huracanes que hayan dejado una estela de muerte y destrucción, como el Hugo o Andrew. En su lugar se ponen otros nombres que empiecen por esa letra del alfabeto.
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