Blogia
María Elena Balán/ Arca de cubania

¿Conductas subyacentes o expresas?

¿Conductas subyacentes o expresas?

 

Por María Elena Balán Sainz

  Por estos días muchos comentan acerca del filme cubano Conducta, del director Ernesto Daranas, el cual narra la historia de un niño apodado Chala y de su maestra Carmela, y aunque algunos catalogan las situaciones narradas por su sordidez, es cierto que su mensaje llama a la reflexión.

  En cierta medida nos recordó al filme Havanastation, con un retrato de realidades existentes, las cuales debían tratarse más a menudo  como medio para abordar la temática de la pérdida de valores humanos, de lo cual nuestro país no está exento.

  Una lucha contra la inhumanidad lleva a cabo Carmela, quien a muchos nos hace recordar a maestros de gran valía interesados no solo en el aprendizaje en clases de sus alumnos, sino en la vida que tienen fuera del recinto escolar.

  Es exponente de situaciones comunes en muchas familias disfuncionales el adolescente Chala. Tiene 12 años pero su visión es ya la de un adulto en busca del  magro sustento del hogar, donde habita una madre adicta y a la cual debe proteger.

  No importa de qué se vale para adquirir unos pesos. El fin en este caso justifica los medios. Aunque no haya perdido la ternura y sea capaz de tener acciones demostrativas de su candidez, no repara en cuidar perros para peleas como vía para ganar algo.

  Este filme como Havanastation, de Ian Padrón, nos hace ver que existe más de una Habana, la aparentemente normal donde conviven personas a veces solo llevadas por apariencias superficiales, y otras sumidas en una vorágine de marginalidad.

 Hacia esa ciudad profunda, donde se encuentran esos vericuetos, hay que volcar la mirada, porque allí se refleja la realidad de una Cuba que cada día debe fomentar la formación de mejores valores para salvar su porvenir.

  La canción de Juan Formell y Los Van Van, popularizada hace años cuyo estribillo rezaba: “Que La Habana no aguanta más”, viene a la memoria cuando el filme Conducta refleja la migración interna. Un padre y su hija (alumna de buenos resultados académicos y con sueños de incursionar en el arte) se radican en la capital.

  Las condiciones de vida son malas en el apartado rincón donde sobreviven. Sin embargo, no desean volver atrás porque con la venta de vegetales y frutas el progenitor busca el sustento diario y la niña piensa llevar adelante sus aspiraciones. Todo queda trunco por las disposiciones establecidas.

  Entonces al hacer un recuento del argumento de Daranas para realizar su película nos preguntamos ¿a cuál conducta en sí se refiere? ¿A las de las transgresiones solamente?. Pienso que no.

  Igual de dañinas son las conductas rígidas asumidas por la de mayor rango en la esfera de la educación, quien no repara en particularidades y engloba todo en el mismo Por cuanto, Por tanto y desea sacar del medio tanto a Chala, como a la niña de la parte oriental de la Isla y a la propia Carmela, ejemplo de educadora.

  Vale la pena ver este filme y sacar nuestras propias conclusiones para una mejor convivencia. (Por María Elena Balán Sainz, AIN)

0 comentarios